La monarquía no está en riesgo

La monarquía no está en riesgo

por Javier Martínez Rueda

España ha intentado, por varias veces, ser República pero no lo ha conseguido porque, sencillamente, no sabe serlo. La elección entre un modelo de Estado y otro implica lo más profundo del ser humano, su capacidad, su memoria, su cultura. La Monarquía sería impensable, hoy en día, en Francia o Estados Unidos, y la república sería impensable en Reino Unido. ¿Por qué? Pues porque los ciudadanos no nos hemos educado en entornos abstractos, desligados de nuestra historia y tradiciones, sino que somos lo que la huella de los siglos ha ido dejando en nuestro subconsciente colectivo, pasando de generación en generación y… evolucionando. Del absolutismo a la monarquía parlamentaría existen, evidentemente, grandes diferencias. 

Para ser justos y razonables, hay que ser muy cuidadosos en no valorar la idoneidad de los sistemas con el reloj en la mano. La inmediatez, la moda, o las circunstancias temporales no pueden ser parámetros del árbol de decisión en cuestiones de tal calado. La monarquía no es exclusivamente el rey, sino un modelo de estado. Si el rey no sirve, que abdique en su sucesor, pero el modelo no tiene por qué estar en riesgo. 

El culto a la personalidad es esencia de regímenes autoritarios, antagonistas de los democráticos, y más de los liberales. No me gusta el concepto, asumido por gran parte de nuestros conciudadanos, que dicen que los españoles no somos “monárquicos”, sino “Juan Carlistas” porque eso sería defender la institución por la persona que ocupa el cargo en la actualidad, en función de su buena o mala imagen. Y una cosa es el agradecimiento por los servicios prestados, que son muchos, y otra bien distinta es que no se pueda concebir la monarquía sin su actual monarca. Nadie es imprescindible, aunque sí necesario. Los españoles somos monárquicos porque está en nuestra esencia como nación; hemos intentado probar con otra cosa y no nos sale porque contradice el principio anterior.

La monarquía no está sujeta a proceso de revisión, ningún hecho relevante así lo exige, y por lo tanto, estéril el debate de su sustitución. Así lo han entendido nuestros representantes políticos en el Parlamento, el pasado día, con su comportamiento. El constante goteo ideológico y mediático, las series “amables” de TVE sobre la república, la bandera tricolor en las “manifas”, y demás anécdotas, mojan pero no calan. Nuestra monarquía parlamentaria, nuestro modelo de estado, no tiene por qué estar en riesgo por una cuestión que, aunque grave, si así lo determina la justicia, es puntual y no directa. Nuestra historia es contrapeso más que suficiente, o al menos debiera serlo.


Diciembre de 2011.

Compartir

Share by: