Resistencia al cambio

Resistencia al cambio

por Javier Martínez Rueda

La resistencia al cambio del ser humano no debe, desgraciadamente, sorprendernos. Cuando las tropas rusas entraron en Auschwitz-Birkenau, en Enero de 1945, muchos de los prisioneros que aún quedaban se negaron a ser evacuados; se habían adaptado, incluso en las más horribles condiciones que un ser humano pueda imaginar, y preferían, para asombro de oficiales y soldados, seguir allí a cambiar su situación. Aquel lugar era la muerte, pero el cambio les parecía, paradójicamente, aún peor. 

Y, sin embargo, el temor al cambio, no es una característica innata del ser humano. Porque de ser así nuestra especie aún seguiría en las cavernas. Son claramente adquiridas y desarrolladas en el entorno social en el que vivimos. Y no seamos ingenuos. El fenotipo está pensado, estudiado y tiene su hoja de ruta. Ingeniería social le llaman. Un individuo al que se le lleva al nivel de sus instintos primarios se comporta irracionalmente y es en ese contexto donde somos manipulables. 

Nuestra óptica de la realidad se deforma y se llena de las ilusiones y engaños del mundo mágico. Lo novelado por G. Orwell en “1984”, donde el estado suprime todo derecho, usando la propaganda alienante que desmoraliza e impide pensar críticamente, condenando a una existencia poco más que miserable, con riesgo incluso de perder la vida o sufrir vejámenes espantosos si no se demuestra suficiente fidelidad y adhesión a la causa, se transforma de ficción en realidad. Desgraciadamente, vamos muy avanzados por esa senda. 

Y como no despertemos pronto no habrá nada ya que despertar. Despojémonos de nuestros miedos, vayamos al borde del precipicio interior y escrutemos la realidad tal y como es, con sus defectos y sus virtudes, pero con nuestros propios ojos. Analicemos, pensemos, razonemos. Sólo así descubriremos que los dragones no existen. Sólo se inventaron para infundir miedo, controlarnos y hacernos súbditos. Y lo que no existe no puede hacer daño. Es el pensamiento alternativo de la “cuchara de Matrix”: la pregunta no es ¿por qué ni cómo se deforma la cuchara?, si no ¿hay cuchara? El miedo está sólo en nuestra mente. Vayamos pensando en cómo dominarlo. O él nos acabará sometiendo. Una receta: libertad.


Marzo de 2012.

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