La sensatez alemana

La sensatez alemana

por Antonio Rubio Merino

¿Acaso no se dan cuenta, Merkel y los alemanes, de que con su actitud están llevando Europa al desastre? Mi amigo el profesor Mariano Iñigo llamaba principio de alteridad negativa al creer que el otro siempre es idiota. Y nosotros, los europeos endeudados hasta los límites de la quiebra ¿estamos en condiciones de presuponer estulticia en quienes han creado desde las ruinas la mayor potencia industrial del continente, acreedora del resto de sus pares?

La conducta alemana está llena de sentido común. En estos días se lee que alguien tendrá que explicarles a los alemanes que si España quiebra ellos se quedarán sin pensiones, puesto que esos fondos están invertidos en gran medida en cédulas hipotecarias españolas... Qué curiosa estampa la de la cigarra moribunda permitiéndose aun el dar consejos a la hormiga.

Con más de un millón de alemanes con una segunda residencia en España y una cultura del ahorro asentada en su cimiento social, me permitiré dudar acerca de esa supuesta irracionalidad o inconsciencia de nuestros aliados teutones, o de su falta de información acerca de sus vecinos meridionales. Quizás lo que ocurra es que nos conozcan demasiado bien y tengan muy claro a qué atenerse.

El entregar dinero con pocas contraprestaciones a los mismos gestores irresponsables que llevaron a sus empresas a la quiebra creo que seria tachado de negligencia punible en el ámbito civil. No soy capaz de encontrar la diferencia cuando esos gestores son políticos y la empresa que han arruinado es su propio país.

Los gestores de Alemania saben que tendrán que prestar más para que alguna vez le pague el moroso. Pero tendrá que ser con garantías adicionales. Con salvaguardas constitucionales acerca de los limites de la deuda del Estado -como la que acaba de aprobarse en España- y con una común disciplina fiscal. Habrá eurobonos garantizados por Alemania, pero ella fijará sus condiciones para aceptar su parte de compromiso.

Me inclino a pensar que la tensión que mantiene la señora Merkel conducirá a la aceptación, por parte de sus aliados, de una unión fiscal entre aquellos capaces y dispuestos para asumirla. Esos países cederán parte de su soberanía, nada menos que los limites de sus presupuestos nacionales, a una entidad nueva, común, un nuevo núcleo duro europeo, liderado por la potencia alemana, garante de seriedad, responsabilidad y estabilidad. Y éste ha de ser el camino de Europa. No hay otro. Es inviable una Unión de 27 estados soberanos con capacidad de veto. Esta crisis es una oportunidad para avanzar hacia "una más perfecta unión". 

Si una parte de Europa, homogénea en sus principios y valores, es capaz de crear una unión fiscal, el proyecto europeo seguirá avanzando de la única forma en que es viable: con oleadas graduales de integración. Acuerdos de colaboración, eliminación de trabas aduaneras, asunción de la mayor parte de los tratados, pertenencia a la Unión, incorporación al euro, y por ultimo, integración dentro del área fiscal común. Ese será el camino de la unificación europea, que cada Estado deberá recorrer según su grado de madurez. 
Y más adelante, en coherencia con un mismo presupuesto, una misma política exterior y un mismo ejército. Unos Estados Unidos de Europa, con una única soberanía de ciudadanos defensores de las cuatro grandes libertades que inspiran este proyecto continental: libertad para las personas, las mercancías, los capitales y las ideas.

Un desafío apasionante, que ahora necesita de la sensatez alemana.


Diciembre de 2011.

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