Empirismo y racionalismo

Empirismo y racionalismo

por Antonio Rubio Merino

La mayoría de los manuales de filosofía españoles, cuando ilustran el progresivo avance de la razón a partir del siglo XVI, comienzan por Descartes, su “Discurso del método”, su escepticismo –acaso un poco estético- y su resolución solemne: “pienso, luego existo”. La era de la Razón en Occidente parece así nacer a través del Racionalismo francés. Cuando poco después se repasan los avances de la Razón en Gran Bretaña, se nos muestra como un movimiento paralelo, similar al anterior. Los británicos Bacon y Hume, herederos de Ockam, enfatizan –como si sólo fuese un matiz- en la capacidad de la razón humana para analizar los hechos concretos, los que se pueden comprobar y permiten después obrar en consecuencia. El Empirismo es definido de esa forma casi como una forma de racionalismo inglés.

Es posible que la asimilación de estos dos movimientos filosóficos, el considerarlos como el mismo, sea el error cultural más grave de este último medio milenio, y el origen de que el avance de la razón humana no haya traído más bienestar a los pueblos, sino las guerras más atroces. Trataré de explicarme.

El Empirismo se basa en hechos concretos que todos podemos observar. “Hasta el cuarenta de Mayo no te quites el sayo” es una conclusión de siglos de experiencias personales, de que la primavera, hacia su final, puede guardar sorpresas de un intenso y fugaz retorno a los fríos invernales. No hay ninguna regla universal ahí. Simplemente la constatación de una experiencia, útil para la vida cotidiana. Es un comentario humilde y sabio, que nos recomienda ser prudentes en nuestras expectativas respecto al clima pre-veraniego.

El Racionalismo se basa en definiciones solemnes de la realidad. Hasta el “pienso, luego existo” no deja de estar impregnado de una cierta ampulosidad, muy francesa. El Racionalismo parte de la existencia de unas verdades anteriores a la experiencia personal. El problema estriba en el riesgo de que esas “verdades”, al no proceder de la experiencia concreta de las personas, al darse por supuestas, pueden estar sometidas al “riesgo de autoridad”. Es decir, a un nuevo dogmatismo, puede que no del Altar, o de los servidores del Trono, pero sí de aquellos que se consideren los sumos sacerdotes del nuevo templo de la razón. En nuestro tiempo, los llamados Intelectuales, y sus amos, los Políticos.

El hecho de que el Racionalismo utilice la retórica anti-dogmática, los ropajes de una rebelión frente al Dogma de la Tradición, es sólo un disimulo de su verdadera naturaleza. El Racionalismo es tan dogmático como cualquier religión. Pero es mucho más peligroso, por esos disfraces de racionalidad con los que se envuelve y enmascara. Es racionalista el argumento del marxismo y de todo el materialismo hasta llegar al fascismo y el nazismo, esas religiones malignas de los siglos XIX y XX –puede que también del XXI- que han sembrado de millones de cadáveres la faz de nuestro planeta.

El Empirismo, en sus argumentos humildes, llegaba a bromear, en boca de Hume, acerca de que no sabemos si mañana saldrá el sol. Sólo que, hasta hoy, todos los días ha salido. El Empirismo es la base razonable de todo el avance en el conocimiento científico que ha alumbrado nuestro bienestar material en los últimos siglos de evolución técnica.

El Liberalismo es hijo de la humildad del Empirismo. La experiencia nos dice que la libertad personal, protegida por un Estado que evita el uso coactivo de la fuerza por parte de elementos atentatorios contra esa libertad, es algo bueno para los seres humanos. Que lo que tiene un dueño está mejor cuidado que lo que no tiene ninguno. Que la persona humana se esfuerza por mejorar su vida y la de los que le rodean. Que los buenos sentimientos anidan con frecuencia en los corazones humanos, pero que tenemos que desconfiar de aquellos humanos que pueden coaccionarnos, a pesar de las buenas intenciones expresadas en sus “razones”. En nuestro tiempo, de los Políticos.

Cuando “The Economist” trataba de concluir en una frase las experiencias de los dos primeros milenios de cristianismo, resumió: “Libertad, fraternidad, humildad”. Un hermoso lema liberal. Más recientemente, decía Tony Blair en sus Memorias que hoy en día no tienen sentido las categorías “izquierda” y “derecha” –simplificaciones racionalistas- sino sólo políticas incorrectas y políticas correctas. Esa es la conclusión empírica de nuestra realidad. Una percepción muy liberal también.


Junio de 2011.



Comentario de una lectora:

Me gusta aprender de los que saben y me gusta reflexionar sobre lo que me cuentan. Gracias. Tras leer las palabras de Antonio, mi reflexión ha venido a caer sobre la dudosa de calidad de nuestros actuales políticos e intelectuales. Penoso, diría yo a la hora de adjetivar la altura moral y de pensamiento que tienen muchos de los que son, y deben ser, espejos en los que mirarse.
Ester Escrito el 25/04/2012 12:14:23

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